Apuntes sobre economía colaborativa

De acuerdo con el informe de PWC  (que puede descargarse aquí), la economía colaborativa permite a las personas ganar dinero de activos infrautilizados. Dicho así, esto suena un tanto complicado. Pero pongámosle ejemplos.

Si yo tengo una casa que no uso, o un coche en el que tengo plazas libres, ¿por qué no aprovechar esto y ofrecer este activo (coche, plaza) por un precio módico, que pueda asumirse? El coche, la casa, como dice PWC en el informe, es el activo. ¡Ah! Ya lo entendemos. Nos acordamos de los ejemplos que conocemos: Blablacar, Uber, Airbnb, pero también hay otros. El caso es que un activo que no utilizamos o que utilizamos poco lo ponemos a disposición del público.

Atendiendo a dicho informe, la economía colaborativa se basa en cuatro pilares:

  • Plataformas digitales que conectan la demanda y la oferta.
  • Oferta que supone el acceso a la propiedad, en un tiempo establecido.
  • Formas colaborativas de consumir.
  • Experiencias de marca que permiten conexiones emocionales.

Vale, todo esto es teoría, pero ¿cómo se aplica esto a nuestra vida real? Supongo que algunos de vosotros habéis utilizado Blablacar para compartir un viaje a Murcia, pero hay otras formas. ¿Por qué no compartir un taladro? Si yo quiero hacer un agujero a una pared para colgar un cuadro, ¿por qué tengo que comprarme un taladro, y no puedo acceder a tenerlo el tiempo que necesite? Si yo necesito a alguien que me cuide a mi perro, ¿por qué no busco a alguien cerca que me los cuide? Si yo tengo una oficina libre el jueves, ¿por qué no la alquilo y gano un dinerito?

El tema no es baladí, y está creando muchos conflictos entre diferentes empresas, ya que consideran que la economía colaborativa es invasiva sobre su modelo de negocio. Tales son los casos de Uber, o de Blablacar. Pero pongamos encima de la mesa unos datos: Airbnb tiene más de un 20% de reservas que la cadena Hilton. Saquemos conclusiones…

La economía colaborativa está avanzando, en cierta forma, en el mundo. En Estados Unidos, más del 19% de la población adulta ha utilizado algún negocio de economía colaborativa. Y más del 44% conocen lo que es. En España, el 35% estarían dispuestos a utilizar (como cliente o proveedor) algún negocio de este tipo. Pero esto puede no ser suficiente.

La Comisión Europea está a favor de permitir que negocios de este tipo se puedan desarrollar, y aún así, en España no despegan del todo. ¿Qué está pasando? Posiblemente uno de los elementos es la cultura española, que se centra en la posesión. Queremos poseer lo que usamos, que sea nuestro. Y también tenemos recelos de cómo quedará nuestro “activo” después del uso que realizan los otros. Todos tenemos experiencias en las que hemos dejado algo a nuestros amigos (¡un libro!, por ejemplo), y nos lo han devuelto hecho un adefesio. Vale, hay un seguro, pero, ¿y si pasa algo? Porque si pasa, entonces hay un problema. No es sólo el dinero; es el activo. Si alguien estrella mi coche, vale, me lo pagan, pero, ¡es mi coche!

En cualquier caso, los modelos de economía colaborativa están presentes, cada vez más, en las ideas de negocio de los emprendedores. Sólo hay que echar un vistazo a este artículo de El Mundo para conocer los 16 líderes en España; y solo hay que echar un vistazo a la Asociación Sharing España para ver que hay un puñado más operando en España.

En fin: es claramente un elemento para considerar en cuanto a emprender (encontrar oportunidades de negocio), pero también en cuanto a optimizar el valor de lo que tenemos, no sólo poseyéndolo; también compartiéndolo.

 

NOTA: Hay varios recursos que os recomiendo para conocer más. En primer lugar, el blog Consumo Colaborativo, en el que cuentan noticias sobre este tipo de negocios en España. En segundo lugar, la propia página de Sharing España.